Asaltan la oficina de correos de Portici, pero van con el todoterreno que se queda atascado

robo arcade
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Un atrevido, pero también estúpido, Intento de robo en Portici se convirtió involuntariamente en protagonista de una especie de película de acción, con muchas persecuciones, vehículos todoterreno e incluso un cameo de un trolebús.

Desafortunadamente para los malos, el guión no siguió la trama que tenían en mente.

¿Qué pasó durante el robo?

En un entorno de tranquilidad Via Diaz de Portici, se levanta el telón sobre un grupo de aspirantes a ladrones a bordo de un SUV 500X. Massimiliano N, ciudadano atento y miembro del grupo de Facebook “Portici Amore Mio”, se convirtió en el narrador involuntario de esta historia.

Los criminales evidentemente habían decidido que el todoterreno era el complemento de moda indispensable por un robo en la oficina de correos. Y así, armado de audacia y de un vehículo definitivamente voluminoso, pusieron en marcha su plan.

Robo en la oficina de correos de Portici

La fuga y el accidente con el Trolebús 254

Pero como en toda buena película de acción que se precie, la intervención de un elemento externo él torció la trama. En un intento de escapar de la captura, los protagonistas del robo deciden lanzarse a una carrera contra el tráfico en Via Cardano.

Y aquí viene el Trolebús 254, como un extra decidido a robar la escena a los protagonistas, avanzando con estoica regularidad en la dirección correcta del viaje. Sin dudarlo, el conductor del todoterreno intenta una atrevida maniobra que se revela un error colosal: la rueda delantera izquierda decide abandonar el set, obligando a nuestros "héroes" a realizar una huida menos gloriosa a pie.

La intervención de las fuerzas policiales

Las candilejas se mueven y el Policía del Estado toma protagonismo. Una vez que los agentes llegaron al lugar del incidente comenzaron investigaciones y lanzaron una persecución poner fin a esta comedia de errores.

Incluso si el golpe ha fracasado, la búsqueda de los fugitivos es todo menos una conclusión inevitable.

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escrito por Genaro Marchesi
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